El gobierno de Trump reconoció que cometió un “error administrativo” al deportar a Kilmar Armando Ábrego García a El Salvador, a pesar de reafirmar que su cliente es un presunto miembro de la pandilla MS-13. Simon Sandoval-Moshenberg, abogado del hispano, sostuvo que Ábrego García no tiene ningún récord criminal y, lejos de formar parte de una organización delictiva, es un trabajador humilde. Según declaró, su cliente fue arrestado en frente de su hijo de cinco años mientras conducía, situación que causó un profundo trauma familiar, y que, a pesar de tener una orden de protección y estar casado con una ciudadana estadounidense, fue injustamente deportado.
El abogado presentó una demanda solicitando que el gobierno de El Salvador devuelva a Kilmar Armando Ábrego García a los Estados Unidos, insistiendo en que él debe regresar a Maryland con su familia. Aunque un juez de inmigración dictaminó que Ábrego no podía ser deportado a El Salvador –orden que aún sigue en pie–, la administración estadounidense mantiene la postura de que el deportado está vinculado a actividades delictivas, basándose en informes de inteligencia que lo relacionan con el tráfico humano y la MS-13. La Casa Blanca, pese a reconocer el error, se mantiene firme en no permitir el regreso de este individuo a territorio estadounidense.
La situación ha generado gran controversia y conmoción, especialmente en el entorno familiar, donde la esposa de Ábrego ha recurrido a las redes sociales para expresar su dolor y esperanza, afirmando que “Dios tiene el control”. Con la próxima audiencia programada para este viernes, se espera que se esclarezcan los hechos y se determine el futuro del hispano, cuya familia clama por justicia y por la pronta reunificación en suelo estadounidense.



