La economía de Venezuela, que depende casi exclusivamente de su producción petrolera, enfrenta una creciente crisis debido a la disminución significativa en la producción de crudo. Según informes de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), la producción en el país sufrió una reducción de 6,000 barriles diarios durante el mes de febrero, lo que representa una caída del 0,5 % en comparación con enero de este año. Este descenso ha puesto aún más presión sobre un gobierno que ya enfrenta serias dificultades para financiar sus actividades, lo que agrava la crisis económica generalizada.
La situación se complica aún más con la salida inminente de la petrolera Chevron del país, programada para abril. Se estima que esto provocará una pérdida adicional de 200,000 barriles diarios, lo que profundizará la crisis energética y económica que atraviesa Venezuela. Esta serie de eventos pone en riesgo aún más la estabilidad del país, que ya se encuentra sumido en una profunda recesión económica, exacerbada por las políticas del régimen chavista.
Expertos advierten que, si la situación no se revierte, el panorama económico de Venezuela podría empeorar significativamente en los próximos meses, lo que afectaría aún más la calidad de vida de los venezolanos y la capacidad del gobierno para mantener su financiamiento. La caída de la producción petrolera podría ser el último clavo en el ataúd de una economía ya colapsada.



