Myanmar – 31 de marzo de 2025. Un poderoso terremoto de magnitud 7.7 sacudió Myanmar el pasado viernes, dejando un saldo devastador de más de 1,700 muertos y 3,400 heridos. La catástrofe ha golpeado principalmente la ciudad de Mandalay, donde las labores de rescate continúan en medio de la desesperación y la falta de recursos. En Tailandia, país vecino, se reportan al menos 17 fallecidos a causa del movimiento telúrico.

Este domingo, en medio de los esfuerzos de rescate, se han registrado nuevas réplicas de hasta 5.5 de magnitud, lo que ha complicado aún más las tareas de búsqueda y ha generado pánico entre la población. La situación es crítica, con hospitales colapsados, infraestructuras destruidas y una crisis humanitaria que se agrava con cada hora que pasa.

A pesar del desolador panorama, una luz de esperanza surgió cuando los socorristas lograron rescatar con vida a una mujer que estuvo atrapada bajo los escombros de un edificio de apartamentos destruido. Las imágenes del emotivo momento han recorrido el mundo, mostrando la incansable labor de los rescatistas en medio de la tragedia.

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Las autoridades locales han confirmado que hay más de 300 personas desaparecidas, lo que mantiene la incertidumbre sobre la cifra final de víctimas. La junta militar que gobierna Myanmar ha declarado estado de emergencia en las regiones más afectadas, pero la respuesta ha sido insuficiente ante la magnitud del desastre. La dificultad de acceso a muchas zonas afectadas, sumado al conflicto interno que enfrenta el país, complica aún más las tareas de asistencia y recuperación.

Organismos internacionales y ONG han instado a la comunidad global a brindar ayuda humanitaria, ya que la escasez de alimentos, agua potable y suministros médicos está poniendo en riesgo la vida de miles de damnificados. Mientras tanto, los equipos de rescate continúan con la esperanza de encontrar más sobrevivientes entre los escombros, aunque las posibilidades disminuyen con el paso del tiempo.

Con la tierra aun temblando y las infraestructuras colapsadas, Myanmar enfrenta una de las crisis más devastadoras de su historia reciente, con un futuro incierto para miles de familias que han perdido todo.