Mark Carney asumió ayer oficialmente como el 30.º Primer Ministro de Canadá, sucediendo al histórico Justin Trudeau. El exbanquero central, de 59 años, juró en su nuevo cargo en medio de tensiones económicas internacionales, especialmente con los Estados Unidos. Tras su toma de posesión, Carney dejó claro su enfoque más conciliador hacia la administración del presidente Donald Trump, quien ha amenazado con imponer aranceles que podrían devastar la economía canadiense.
En sus primeras declaraciones, Carney destacó su disposición para colaborar con Trump, a pesar de la relación tensa entre el mandatario estadounidense y su antecesor Trudeau. “Respetamos al presidente Trump, quien ha priorizado algunos temas importantes en su agenda, y entendemos su enfoque”, afirmó el nuevo Primer Ministro, destacando que ya había trabajado junto a Trump en reuniones internacionales.
El desafío más inmediato para Carney será lidiar con las amenazas arancelarias de la administración Trump, que ya ha impuesto una pausa temporal a los aranceles del 25% al acero y aluminio canadienses, pero mantiene la amenaza de aplicar más sanciones a las exportaciones de su vecino del norte. Esta situación ha intensificado el desgaste económico en Canadá, donde algunos ciudadanos ya han comenzado a evitar productos estadounidenses y cancelar viajes al país.
En cuanto a su partido, el centro-izquierdista Partido Liberal de Canadá, Carney goza de un momento favorable en las encuestas, impulsado por el creciente descontento hacia las políticas de Trump. A pesar de los desafíos económicos, su liderazgo promete una gestión renovada frente a las tensiones internacionales, mientras los canadienses observan con atención los primeros pasos de su administración.
El futuro de las relaciones entre Canadá y Estados Unidos sigue siendo incierto, pero con Carney al mando, el país espera una aproximación más pragmática y diplomática ante las difíciles negociaciones comerciales.



