El gobierno de Estados Unidos ha iniciado un proceso para confiscar la fortuna de Rafael Caro Quintero, uno de los líderes históricos del extinto Cártel de Guadalajara, quien fue entregado a las autoridades estadounidenses el pasado 27 de febrero. Caro Quintero, quien fue solicitado por más de 40 años debido al secuestro, tortura y asesinato del agente de la DEA Enrique “Kiki” Camarena en 1985, acumula una vasta red de negocios y propiedades en Jalisco, México, que incluyen gasolineras, viviendas, y terrenos, administrados por sus hijos y parejas sentimentales.

A pesar de haber estado detenido en dos ocasiones —la primera en 1985 y la segunda en 2022—, Caro Quintero continuó generando ingresos a través de empresas que operaban bajo el nombre de su familia y asociados. Estas empresas abarcaban una amplia gama de sectores, desde la venta de combustible hasta concesionarias de autos, restaurantes, calzado, spas y servicios de telecomunicaciones. Durante su tiempo en prisión, estas actividades comerciales le permitieron mantener un flujo constante de dinero, lo que refuerza la creciente preocupación de las autoridades estadounidenses sobre el origen de su fortuna.

Caro Quintero fue considerado uno de los capos más poderosos de México en los años 80, conocido por ser uno de los mayores productores de marihuana en el país, lo que le permitió acumular una fortuna que se estima en 500 millones de dólares. Ahora, como parte de su proceso penal, las autoridades estadounidenses buscan confiscar todos sus bienes, como parte de los esfuerzos por recuperar el dinero proveniente de sus actividades criminales.