El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este martes que adquirirá un Tesla nuevo para demostrar su apoyo a su asesor y propietario de la marca de automóviles eléctricos, Elon Musk. La decisión se produce mientras Trump confía en Musk para recortar el gasto del gobierno federal, una estrategia controvertida que ha generado protestas, rechazo de algunos legisladores y sentencias judiciales adversas.

La medida de Trump llega en un contexto complicado para el magnate tecnológico, cuyas empresas han atravesado una racha difícil. La creciente implicación de Musk en la política estadounidense ha inquietado a inversores, que temen un rechazo de los consumidores por su proximidad a Trump y a grupos de extrema derecha en Europa. Así, en medio de una fuerte caída en las bolsas estadounidenses impulsada por la política arancelaria del expresidente, las acciones de Tesla sufrieron una caída de más del 15% en Wall Street. Paralelamente, la plataforma de redes sociales X, propiedad de Musk, también presentó inestabilidad durante gran parte del día.

La mala racha del empresario no se limita a Tesla. SpaceX, otra de sus empresas, enfrentó un duro revés cuando su supercohete Starship, diseñado para ser totalmente reutilizable y pieza clave en la visión de colonización de Marte, experimentó un fallo técnico durante su octavo vuelo de prueba, desintegrándose en pleno ascenso. Con una altura total de 123 metros, el megacohete era 30 metros más alto que la Estatua de la Libertad, lo que resaltaba la ambición del proyecto.

El pasado fin de semana, Musk pasó tiempo con Trump en Mar-a-Lago, realizando juntos un viaje de ida y vuelta en el Air Force One. A pesar de esta creciente cercanía, tres de las empresas de Musk continúan enfrentando serias dificultades. Según el Índice de Multimillonarios de Bloomberg, el lunes el magnate perdió US$29,000 millones en patrimonio neto.

Con la compra del nuevo Tesla, Trump busca enviar un mensaje de confianza en la capacidad de Musk para liderar reformas en la política fiscal federal, a pesar de las controversias y los desafíos que enfrentan sus empresas. La alianza entre el expresidente y el magnate tecnológico se consolida en medio de un ambiente de incertidumbre en los mercados y cambios significativos en la agenda política y económica de Estados Unidos.

Se espera que en los próximos días se den más detalles sobre el impacto de estas decisiones en el panorama empresarial y político del país.