Corea del Sur enfrenta un escándalo tras la revelación de que, durante décadas, se cometieron fraudes y abusos en el proceso de adopción internacional de bebés. La Comisión de la Verdad y la Reconciliación del país concluyó que agencias de adopción falsificaron documentos para presentar a los niños como huérfanos, a pesar de que muchos tenían padres conocidos.
El informe del organismo gubernamental detalla que algunos bebés fueron enviados al extranjero con identidades falsas e incluso transportados como “equipaje” para facilitar su traslado y maximizar las ganancias. En casos más graves, cuando un bebé fallecía antes de viajar, otro era enviado en su lugar utilizando su nombre y documentación.
Las irregularidades ocurrieron principalmente en la segunda mitad del siglo XX, cuando Corea del Sur se convirtió en uno de los principales países exportadores de niños en adopción, enviando miles de bebés a familias en Estados Unidos y Europa. La falta de supervisión permitió que los directores de cuatro agencias privadas de adopción actuaran como tutores legales de los menores, facilitando su envío al extranjero sin el debido control.
Esta es la primera vez que el gobierno surcoreano admite oficialmente las malas prácticas en las adopciones internacionales. La comisión recomendó que el Estado ofrezca disculpas a las personas adoptadas y reconozca las violaciones de derechos humanos cometidas en este proceso.
El informe representa una victoria para muchas personas adoptadas en el extranjero, quienes han luchado durante años para que Corea del Sur reconozca las irregularidades en su sistema de adopción y asuma responsabilidad por las consecuencias.



