El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ha dejado claro que continuará con la compra de bitcoines pese a las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) de reducir la participación estatal en criptomonedas. En una publicación en la red social X, el mandatario reafirmó su compromiso con la estrategia de adquisición de bitcóin, desafiando las exigencias del FMI, que condiciona una línea de financiamiento de 1.400 millones de dólares a un cambio en la política monetaria del país.
El conflicto con el FMI
El proyecto bitcóin de El Salvador sigue sin despegar y las cuentas del país continúan en números rojos. La presión del FMI sobre el gobierno de Bukele ha aumentado en los últimos meses. Entre las condiciones impuestas para otorgar el financiamiento, la institución supranacional ha exigido que El Salvador deje de considerar el bitcóin como moneda de curso legal, que no obligue a las empresas a aceptarlo como medio de pago y que todas las transacciones estatales, incluidos tributos e impuestos, se realicen exclusivamente en dólares estadounidenses.
El FMI argumenta que la volatilidad del bitcóin pone en riesgo la estabilidad financiera del país. Según la entidad liderada por Kristalina Georgieva, un activo especulativo como esta criptomoneda puede afectar las cuentas públicas, el déficit fiscal y la solvencia del Estado de manera impredecible. Para el FMI, esto resulta incompatible con la necesidad de implementar reformas económicas estructurales que garanticen la sostenibilidad financiera de El Salvador y el cumplimiento de sus compromisos de pago.
El futuro de la estrategia bitcóin
A pesar de las advertencias, Bukele mantiene su apuesta por el bitcóin, defendiendo su estrategia como una medida para atraer inversión extranjera y promover la innovación financiera en el país. No obstante, la presión internacional y las dificultades económicas podrían poner a prueba la resistencia del gobierno salvadoreño en su desafío al FMI.



