El icónico rapero y diseñador de moda Kanye West ha vuelto a ser el centro de la polémica tras la aparición de su esposa, Bianca Censori, en la alfombra roja de los Grammy 2025 con un atuendo que ha generado una ola de críticas y debates en redes sociales. La diseñadora australiana lució un vestido de malla semitransparente que dejaba al descubierto gran parte de su cuerpo, lo que muchos han interpretado como una nueva demostración del control que West ejerce sobre la imagen de sus parejas.

Desde sus relaciones pasadas, el artista ha sido señalado por influir de manera drástica en la vestimenta y estilo de sus compañeras. Su historial incluye a Amber Rose, Kim Kardashian y Julia Fox, todas ellas con testimonios que apuntan a un patrón de comportamiento en el que Kanye dicta cómo deben vestirse, llegando incluso a cambiar por completo sus guardarropas. Kardashian reveló en una entrevista que West se encargó de transformar su estilo, una experiencia que en su momento interpretó como un gesto de amor, pero que con el tiempo sintió como una forma de control. Julia Fox, por su parte, relató cómo en su segunda cita con el rapero, este llenó una habitación de hotel con prendas de diseñador y le indicó exactamente cómo debía vestirse.

El comportamiento del artista ha sido vinculado con una tendencia psicológica denominada “candaulismo”, en la que algunos hombres experimentan gratificación al exhibir a sus parejas con vestimenta sugerente o incluso reveladora ante otros. Esta tendencia ha sido visible en la relación con Bianca Censori, quien en diversas apariciones públicas ha utilizado atuendos cada vez más arriesgados, al punto de que muchos consideran que ha perdido completamente su individualidad en cuanto a su imagen pública.

Más allá de la polémica, la estrategia de Kanye West parece responder también a una táctica de mercadotecnia. Su relación con Bianca y su estética provocadora han generado constante atención mediática, lo que ha mantenido su nombre en tendencia, aunque a costa de contratos cancelados. Medios británicos han informado que un acuerdo de 20 millones de dólares para dos conciertos en el Tokyo Dome fue suspendido debido a la creciente controversia en torno al artista y su comportamiento en público.

Mientras el debate sobre el control de Kanye West sobre la imagen de sus parejas continúa, la industria de la moda y el entretenimiento se cuestionan hasta qué punto el artista está moldeando la identidad de quienes lo rodean y si estas acciones responden a una estrategia de poder o simplemente a una forma de expresión artística.