En Colombia, los medios de comunicación atraviesan una etapa de constante tensión e incertidumbre debido a la guerra de intereses que se libra entre los diferentes actores del panorama mediático. Esta situación se intensifica en el contexto político del país, donde el primer gobierno de izquierda, encabezado por Gustavo Petro, ha generado una polarización sin precedentes. Los medios tradicionales, acostumbrados a tratar con gobiernos de derecha, se enfrentan a un desafío sin igual al intentar adaptarse a una nueva realidad política que no solo pone a prueba su independencia, sino también sus estrategias de cobertura.

En medio de esta revolución mediática, se observa una clara división: los medios tradicionales y conservadores luchan por mantener su influencia mientras critican los primeros movimientos del gobierno de Petro, mientras que los medios públicos e independientes intentan cubrir las grietas dejadas por la administración actual. Este choque ha generado una volatilidad informativa, especialmente cuando los periodistas se ven obligados a lidiar con la presencia de grupos armados y el narcotráfico, fenómenos que siguen permeando la sociedad colombiana y que, a menudo, se reflejan en las noticias diarias.

El fenómeno se ve reflejado en la cobertura de eventos como las protestas sociales que sacudieron Bogotá y otras ciudades en 2023, donde la violencia se apoderó de las calles. Este contexto ha hecho que los reporteros en Colombia enfrenten no solo los riesgos físicos, sino también los dilemas éticos y políticos que trae consigo el periodismo en tiempos de conflicto.

En cuanto a la influencia de los medios digitales, los periodistas colombianos se ven presionados por la necesidad de adaptarse a la rapidez de la información online. Plataformas como YouTube y redes sociales han transformado la manera en que se consume el contenido noticioso, pero también han puesto en entredicho la objetividad de los reportajes, ya que el “engagement” y la viralidad a menudo priman sobre la profundidad de la investigación.

Sin embargo, el desafío más grande sigue siendo el de la independencia. Mientras algunos medios intentan equilibrar sus líneas editoriales para evitar la censura o la presión política, otros, como la famosa revista Semana, se han visto envueltos en escándalos que evidencian la complejidad de mantener una postura imparcial en medio de un clima tan polarizado.

Este escenario, marcado por la precariedad de recursos y la lucha constante por la verdad, se refleja también en los esfuerzos de colaboración internacional, como el caso de los emprendedores colombianos en la feria comercial en Orlando. A pesar de las limitaciones, la presencia de los emprendedores de Colombia, México y la República Dominicana en eventos como este demuestra el deseo de destacar en un mercado internacional, sin que las tensiones políticas internas resten valor a la potencialidad del país.

El periodismo en Colombia, como el país mismo, se encuentra en un proceso de transformación. Los periodistas deben navegar con cautela entre los intereses políticos, la evolución digital y los desafíos de una sociedad inmersa en el conflicto y la polarización, lo que convierte el ejercicio de la información en un acto de valentía y compromiso con la verdad.