Tras aterrizar en Los Ángeles, Donald Trump describió la devastación causada por los incendios como si “les hubiera caído una bomba”. Los siniestros han dejado al menos 27 fallecidos y 16,000 inmuebles destruidos en las últimas semanas. Aunque el mandatario republicano había criticado previamente la gestión de las autoridades demócratas de California, durante su visita de tres horas y media al área de Pacific Palisades moderó su tono. Trump destacó la importancia del “Estado Dorado” para la prosperidad de Estados Unidos y prometió toda la ayuda federal necesaria para la reconstrucción de la región.
El gobernador Gavin Newsom, uno de los más férreos críticos de Trump en el pasado, recibió al presidente en la escalinata del Air Force One con un largo apretón de manos, dejando de lado las tensiones partidistas. Durante su diálogo, Newsom agradeció el apoyo federal y recordó la ayuda brindada por Trump durante la pandemia, a pesar de los frecuentes insultos del mandatario hacia él. La visita ocurre en medio de debates en el Congreso sobre la posible condicionalidad de los fondos federales destinados a California, una cuestión que ambos líderes evitaron abordar públicamente.



