En el segmento “A Diario”, el comunicador Pablo Mckinney reflexionó sobre el uso del “gris y abusado arte de la descalificación”, una práctica que, según él, ha tomado fuerza en el ámbito político y periodístico en la República Dominicana a lo largo de los años. Mckinney alertó sobre los peligros de recurrir a la descalificación en lugar de responder de manera objetiva a las críticas o a las informaciones presentadas por los adversarios.

El comunicador enfatizó que el recurso de descalificar, más que contribuir a un debate constructivo, tiende a ensuciar el discurso público, distorsionando el mensaje original. Señaló que tanto los periodistas como los opinadores deben tener mucho cuidado al utilizar este tipo de prácticas, ya que, aunque no siempre se esté de acuerdo ideológicamente, la descalificación puede dañar la credibilidad y la integridad profesional.

Mckinney destacó que, en un entorno donde muchos periodistas y comunicadores se conocen entre sí, las descalificaciones no solo afectan la relación entre los profesionales, sino que también corren el riesgo de crear una narrativa errónea que puede generar desinformación. Según su criterio, responder de forma despectiva o desacreditando al emisor de la crítica, en lugar de abordar el contenido de la misma, está lejos de ser una estrategia inteligente.

El comunicador también hizo un llamado a los funcionarios públicos y a los líderes de opinión a reflexionar sobre la forma en que abordan las críticas, sugiriendo que es esencial mantener la paciencia y la tolerancia. De acuerdo con Mckinney, la verdad eventualmente sale a la luz, y el uso de descalificaciones no hace más que debilitar la credibilidad de quienes las emplean.

En conclusión, Mckinney resaltó la importancia de hacer frente a las críticas de manera profesional y respetuosa, sin recurrir a ataques personales, y abogó por una comunicación más sana y ética en el ámbito público.