Hamás se comprometió a liberar a 33 rehenes, en su mayoría vivos, durante los 42 días de la primera fase de un acuerdo negociado con mediadores internacionales. Estos rehenes forman parte de los casi 100 capturados el pasado 7 de octubre, junto con otros cuatro israelíes que llevan más de una década en cautiverio, entre ellos dos soldados fallecidos. Sin embargo, se ha confirmado que 36 de los rehenes están muertos, dejando una sombra de incertidumbre sobre los esfuerzos de rescate.
Por su parte, Israel ha accedido a retirar sus tropas de la devastada Franja de Gaza tras más de un año de intensas operaciones militares, tanto aéreas como terrestres. Además, permitirá el retorno de más de un millón de desplazados gazatíes al norte del enclave palestino, severamente dañado por el conflicto. En un gesto humanitario y de confianza, Israel liberará a mil prisioneros palestinos y facilitará la entrada diaria de hasta 600 camiones cargados con ayuda humanitaria.
Segunda fase: desafíos y tensiones; En la segunda fase del acuerdo, Israel deberá completar su retirada, incluido el estratégico corredor de Filadelfia, una zona anteriormente considerada innegociable por el primer ministro Benjamin Netanyahu. Esta etapa también contempla la deportación de más de 200 presos palestinos condenados a cadena perpetua por atentados graves, quienes serán enviados a Gaza, Qatar o Turquía.
Hamás ha solicitado garantías a los mediadores para evitar una reanudación de las hostilidades por parte de Israel una vez concluida la primera fase. Este punto es crucial para el grupo, especialmente en un contexto político que podría endurecerse con la postura de la administración estadounidense encabezada por Donald Trump.
En Israel, las familias de los rehenes no incluidos en la primera lista de liberaciones han expresado su angustia y preocupación. Existe el temor de que Hamás utilice la tregua para reorganizarse y rearmarse, manteniendo a los rehenes restantes como su principal herramienta de negociación. Las próximas negociaciones, previstas para el día 16 de la primera fase, buscarán definir las siguientes etapas, aunque los analistas temen que el proceso se prolongue indefinidamente.
Mientras tanto, la comunidad internacional sigue de cerca los desarrollos en la región, esperando que este acuerdo sea un primer paso hacia una solución más duradera en el conflicto entre Israel y Palestina. Sin embargo, el camino por recorrer está plagado de tensiones y desconfianzas que deberán ser superadas para garantizar la estabilidad en la región.