En los primeros días de su mandato, el presidente de EE.UU., Donald Trump, ha comenzado conversaciones con el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, para establecer un acuerdo migratorio que permita la deportación de inmigrantes de terceros países a El Salvador. Este acuerdo, conocido como “tercer país seguro”, tiene como objetivo evitar que los migrantes soliciten asilo en suelo estadounidense, trasladando el proceso a El Salvador.

Uno de los puntos clave de las negociaciones es la inclusión de inmigrantes involucrados en actividades criminales, como los miembros del grupo venezolano “Tren de Aragua”, a quienes Trump planea designar como organización terrorista. Además, la medida busca evitar que EE.UU. se vea obligado a tratar directamente con el gobierno de Nicolás Maduro.

El acuerdo también contempla la recepción de inmigrantes venezolanos, una preocupación central para Trump, quien busca evitar la entrada de estos ciudadanos sin un proceso formal de asilo. En sus primeras llamadas diplomáticas, Trump destacó la importancia de esta relación bilateral con El Salvador, apuntando a la creación de un sistema migratorio más estricto y efectivo.

Este acuerdo, que no fue implementado durante la administración de Joe Biden, refleja la postura de Trump hacia la migración y la seguridad nacional en su nuevo mandato.