El presidente Donald Trump ha designado a Mauricio Claver-Carone como su enviado especial para América Latina, asumiendo el papel de Secretario de Estado para la región. Claver-Carone, un inmigrante cubano de Miami, es conocido por su visión crítica hacia los regímenes de izquierda y su postura confrontacional con gobiernos como Cuba y Venezuela.

Esta designación se presenta como una ruptura con la tradición institucional de los organismos multilaterales, como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), donde Estados Unidos ha históricamente impuesto su influencia financiera. Claver-Carone, a diferencia de otros representantes estadounidenses, se impuso en el BID en 2019, rompiendo con la norma que permitía a un latinoamericano ocupar ese puesto. Su nombramiento fue polémico, especialmente tras las acusaciones en su contra que llevaron a su renuncia en 2021.

Mauricio Claver-Carone sostiene una visión muy particular sobre la política económica y el papel de Estados Unidos en América Latina. Promueve una estrategia basada en el apoyo a los aliados y enfrentamiento a los adversarios, defendiendo una integración menos regional y más basada en las fortalezas individuales de cada país. En su visita a la República Dominicana hace dos años, destacó a este país como un “Oasis” en la región, citando su enfoque en desarrollo económico y sinergias comerciales.

Con esta designación, Trump sigue un enfoque más confrontacional en su política hacia América Latina, en contraste con la administración de Joe Biden, que mantuvo una postura más conciliatoria y colaborativa con regímenes como los de Venezuela. Sin embargo, el futuro post-2021 implica nuevos desafíos y estrategias en la región bajo la administración Trump, priorizando la disuasión y el apoyo selectivo a los países afines.