El presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, ofreció disculpas públicas este sábado tras la controversia generada por la reciente declaración de ley marcial, levantada en la madrugada del miércoles pasado. En un mensaje televisado desde la oficina presidencial, Yoon asumió la responsabilidad de la medida, que conmocionó al país, y aseguró que no eludirá las consecuencias políticas o legales de su decisión.

“Pido sinceras disculpas por causar preocupación e inconvenientes a la ciudadanía”, expresó Yoon, añadiendo que la ley marcial se implementó bajo un sentido de urgencia y como una medida extrema para preservar el orden.

Promesas de cambio

En su declaración, el mandatario aseguró que “nunca habrá una segunda ley marcial” durante su mandato, en respuesta a los temores de un nuevo estado de excepción tras rumores de movimientos internos en el Ejército. Además, anunció que dejará “la estabilización de la situación política, incluido su mandato, en manos de su partido”, lo que ha sido interpretado como una señal de disposición para ceder el poder en medio de la presión social y política.

Contexto político

La declaración de ley marcial desató una crisis política en Corea del Sur, llevando a la oposición a plantear una moción de destitución contra Yoon, cuya votación en la Asamblea Nacional está programada para este sábado.

El panorama político está altamente polarizado. Aunque el bloque opositor, liderado por el Partido Democrático, cuenta con una mayoría de 192 escaños en el parlamento, necesita el respaldo de al menos ocho legisladores del Partido del Poder Popular (PPP), actualmente en el gobierno, para alcanzar los dos tercios necesarios para destituir al presidente.

La moción de censura fue recibida con boicot por parte de la mayoría de los legisladores del PPP, quienes abandonaron la sesión parlamentaria. Sin embargo, la votación sigue abierta, en un gesto del presidente de la Cámara, para mantener la posibilidad de que algunos diputados oficialistas reconsideren su posición.

La controversia ha erosionado aún más el apoyo a Yoon, cuya gestión ya enfrentaba críticas por sus políticas internas y externas. Los analistas señalan que esta crisis podría definir el rumbo de su mandato y la estabilidad política de Corea del Sur en los próximos meses.

La población surcoreana se mantiene expectante, mientras la oposición intensifica su llamado a la rendición de cuentas del mandatario, considerado por muchos como responsable de una de las decisiones más polémicas en la historia reciente del país.