La reciente controversia política sobre las incautaciones de drogas en la República Dominicana se ha intensificado, especialmente tras el anuncio de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) sobre el decomiso récord de narcóticos. Mientras que algunas fuerzas políticas, particularmente el partido Fuerza del Pueblo, cuestionan la efectividad de las autoridades en la lucha contra el narcotráfico, este tipo de críticas ha sido percibido como un ataque a la credibilidad de las instituciones encargadas del control de drogas.

El exdirector de la DNCD, general Rosado Mateo, ha defendido la estrategia actual, señalando que, durante este período, se ha logrado la mayor cantidad de incautaciones de drogas en la historia reciente del país. Sin embargo, los opositores políticos han levantado dudas sobre la transparencia y la gestión de los recursos en esta lucha, sugiriendo que hay intereses políticos detrás de las campañas para desacreditar las acciones del gobierno en este ámbito.

El debate gira en torno a si este enfoque beneficia realmente a la sociedad dominicana o si, como señalan algunos, se está utilizando el narcotráfico como una plataforma política para ganar apoyo en las próximas elecciones. La politización de la lucha contra las drogas podría, según algunos analistas, debilitar las instituciones encargadas de la seguridad y la prevención, poniendo en riesgo los esfuerzos por combatir el tráfico de narcóticos en el país.

En este contexto, la necesidad de fortalecer las instituciones y garantizar que la lucha contra el narcotráfico se mantenga libre de intereses partidistas se presenta como un desafío crucial para la República Dominicana. Mientras tanto, el debate continúa y se amplía a otros aspectos políticos, como la posibilidad de candidaturas independientes, que también está generando una fuerte división entre los partidos políticos dominicanos.