En medio de un contexto de aumento en las redadas migratorias y el reciente anuncio del gobierno dominicano de expulsar semanalmente a 10,000 indocumentados, los centros de salud en República Dominicana se han convertido en un refugio para los haitianos que buscan atención médica sin temor a ser deportados.

La doctora dominicana, que pidió no ser identificada por razones de seguridad, explicó a la agencia EFE que esta situación es un problema a nivel nacional. “Los hospitales públicos de todo el país, que aceptan pacientes sin seguro, están abarrotados de extranjeros”, señaló.

En la frontera, donde la cercanía con Haití es evidente, la situación es aún más compleja. “El 90% de las pacientes que vemos aquí son extranjeras”, afirma la doctora, destacando que muchas llegan con problemas de salud graves debido a la falta de chequeos médicos, mala alimentación y falta de suplementos vitamínicos.

Yolanda, una joven haitiana embarazada de ocho meses, es uno de los casos que refleja esta realidad. “Yo nací aquí, pero yo soy haitiana”, dice Yolanda mientras se somete a un chequeo en un hospital cercano a la frontera.

A pesar de las dificultades, los médicos han logrado reducir significativamente las muertes maternas, gracias a traslados a unidades de cuidados intensivos y la provisión de sangre cuando es necesario. “Realmente lo de la migración es un problema político y los médicos estamos llamados a atender a los pacientes independientemente de su situación migratoria”, enfatiza la doctora.

Este enfoque humanitario es una muestra del papel esencial que los centros de salud juegan en brindar asistencia médica en un contexto tan complejo.