En su comentario, Millizen Uribe reflexiona sobre la creciente desafección política en la sociedad dominicana, manifestada en la indiferencia hacia el sistema democrático. Uribe destaca que, según una encuesta del Ministerio de Economía, el 33% de los dominicanos es indiferente al sistema democrático, lo que refleja una percepción de que la democracia no ha resuelto problemas fundamentales como la pobreza y la desigualdad. Esta situación lleva a cuestionar la relevancia de la democracia en la vida cotidiana, especialmente cuando las necesidades básicas no están satisfechas.
Uribe advierte que esta desilusión puede abrir espacio a líderes populistas o autoritarios que prometen soluciones rápidas y radicales, como ha sucedido en otros países de la región. Señala que fenómenos políticos como los de Argentina y El Salvador no surgieron de la noche a la mañana, sino que fueron el resultado de décadas de frustración acumulada por parte de la ciudadanía ante la corrupción y la ineficacia de los gobiernos democráticos. Uribe enfatiza la importancia de que los gobernantes se enfoquen en resolver los problemas reales de la población para evitar que la gente busque alternativas extremas.
En este contexto, Uribe cuestiona el significado práctico de la democracia para quienes luchan por satisfacer sus necesidades básicas. La pregunta “Democracia, ¿con qué se come eso? ¿Me da el dinero que necesito?” refleja la urgencia de que el sistema democrático ofrezca soluciones tangibles a los problemas cotidianos de la ciudadanía. Uribe concluye que, para fortalecer la democracia y evitar el surgimiento de líderes antisistema, es esencial que los gobiernos sean efectivos y transparentes en la gestión de los recursos públicos, atendiendo las demandas y necesidades de la población.