El comunicador Felipe Romero rechazó de manera contundente las recientes declaraciones del expresidente Hipólito Mejía, quien sugirió la necesidad de volver a prácticas del siglo XX en cuanto a la contratación de mano de obra haitiana, especialmente en el contexto de las políticas migratorias del gobierno del presidente Luis Abinader.

Romero expresó su sorpresa ante las palabras de Mejía, quien propuso el regreso a modelos de contratación obsoletos, señalando que esos métodos habían sido responsables de condiciones de trabajo inhumanas en el pasado. “Estamos hablando de un tiempo en el que se utilizaba mano de obra prácticamente esclava, como en los ingenios cañeros, y hoy el exmandatario quiere que volvamos a eso”, dijo Romero.

El comunicador también destacó que la República Dominicana, en el pasado, enfrentó sanciones internacionales por prácticas laborales similares a las que Mejía propondría, y que el país no puede permitirse regresar a esas prácticas, que ya han sido condenadas en el ámbito internacional.

Romero fue crítico de la falta de comunicación dentro del gobierno, particularmente sobre la implementación de políticas públicas erráticas que, según él, envían señales de improvisación. Hizo especial hincapié en el tema de las repatriaciones de haitianos, afirmando que el presidente Abinader ya había anunciado un plan de deportación masiva, pero que figuras como el ministro de Interior y la ministra de Trabajo parecían contradecir ese plan al anunciar nuevas comisiones y soluciones.

En cuanto a la declaración de Limber Cruz, quien había mencionado que el presidente le pidió una solución para el problema migratorio, Romero cuestionó la coherencia de un gobierno que ya había anunciado un plan y luego solicitaba nuevas estrategias. “Eso envía una señal de improvisación de alto nivel”, comentó.

Felipe Romero concluyó su intervención señalando que el gobierno tiene un déficit de comunicación y un manejo errático de las políticas migratorias. Hizo un llamado al gobierno para que, en lugar de retroceder a modelos obsoletos, se enfoquen en mejorar las condiciones de trabajo y en tecnificar la mano de obra en el país, lo que permitiría mayor productividad y rentabilidad en la agricultura sin recurrir a la explotación de mano de obra extranjera.

“Lo peor de todo esto”, finalizó Romero, “es que este tipo de políticas está llevando a que la población pierda confianza en el gobierno, y eso es muy peligroso para el país”.