Marina Chapman Cambó, quien en 1954 fue secuestrada a los cuatro años mientras jugaba en el jardín de su casa en algún lugar de Colombia, ha revelado una experiencia extraordinaria que desafía la imaginación.

Chapman relata que fue capturada por desconocidos que la durmieron con un pañuelo impregnado de un químico. Al despertar, se encontró abandonada en la selva, donde, según su relato, fue adoptada por un grupo de monos capuchinos. “Me pusieron en una camioneta y me sentí muy dormida. Algo me hizo dormir y no pude volver a despertar,” explica Marina.

En la selva, Chapman aprendió a sobrevivir imitando el comportamiento de los monos. “Aprendí su lenguaje, a reconocer los sonidos de peligro y a identificar la comida,” dice. La supervivencia la llevó a desarrollar habilidades extraordinarias, como tomar agua de las hojas y distinguir frutas maduras por su olor.

Marina vivió con los monos capuchinos durante aproximadamente cinco años, subsistiendo de una dieta de insectos, frutas silvestres y nueces. Eventualmente, fue encontrada por cazadores y, según su testimonio, fue vendida para tráfico de menores en Cúcuta. “Podía hablar, pero no sabía cómo usar un lápiz o un tenedor. No sabía hacer nada,” recuerda.

Después de meses en la calle y sufriendo abusos en un trabajo doméstico, Marina fue rescatada y adoptada por una familia en Inglaterra, quienes le dieron un nombre en honor a una reina colombiana. “Me cuidaron bien, aunque era una persona muy difícil y peligrosa,” admite Chapman.

A pesar de su traumática experiencia, Marina nunca buscó a su familia biológica, dado que no tenía registros de su desaparición de los años 50. A los 24 años, emprendió un viaje a Inglaterra, donde comenzó una nueva vida.

La increíble historia de Marina Chapman desafía la percepción convencional de la supervivencia humana y subraya la resiliencia del espíritu humano frente a circunstancias extremas.