Vladímir Putin, quien lleva más de un cuarto de siglo en el poder, comenzó su quinto mandato como presidente de Rusia con una ceremonia en el Gran Palacio del Kremlin. Este evento marcó el inicio de otro periodo en el liderazgo del país, caracterizado por tensiones internacionales y desafíos internos.

El nuevo mandato de Putin, que lo mantendrá en el cargo hasta 2030, se inicia en un momento de gran incertidumbre geopolítica. Con Rusia enfrentando sanciones internacionales y una presión cada vez mayor debido a su participación en conflictos como el de Ucrania, las expectativas sobre el rumbo que tomará el país son altas.

Durante la ceremonia de toma de posesión, Putin prometió defender la Constitución ante una multitud de líderes seleccionados, mientras continúa consolidando su poder en el Kremlin. Sin embargo, la situación dentro de Rusia presenta desafíos significativos, con la economía en una dirección militarizada y una creciente represión a la disidencia.

En los últimos años, Putin ha enfrentado críticas tanto dentro como fuera del país. La invasión de Ucrania en 2022, que desencadenó una crisis internacional y duras sanciones por parte de Occidente, ha sido uno de los puntos más polémicos de su presidencia. A pesar de estas presiones, Putin ha buscado fortalecer las alianzas con regímenes como China, Irán y Corea del Norte.

A nivel interno, la situación no es menos desafiante. La economía rusa ha virado hacia un enfoque bélico, con un aumento récord en el gasto militar. Putin enfrenta la tarea de mejorar el nivel de vida de los ciudadanos rusos mientras continúa financiando conflictos en el extranjero.

Además, la represión contra la disidencia se ha intensificado, con el líder opositor Alexei Navalny falleciendo en circunstancias sospechosas y otros críticos enfrentando la cárcel o el exilio. La libertad de expresión y los derechos humanos se ven cada vez más amenazados en el país.

En medio de estas tensiones, Putin ha iniciado su nuevo mandato con una serie de desafíos por delante. Con la disidencia en aumento y las tensiones internacionales en su punto más alto, el futuro de Rusia bajo su liderazgo sigue siendo incierto.