Cada 7 de mayo se conmemora el Día Mundial del Asma, una fecha destinada a aumentar la conciencia sobre esta enfermedad respiratoria crónica que afecta a aproximadamente 260 millones de personas en todo el mundo.

El asma, una enfermedad inflamatoria de los bronquios, puede tener graves consecuencias si no se trata correctamente. Según la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica, es responsable de más de 450,000 muertes anuales, la mayoría de las cuales son prevenibles.

En América Latina, el asma representa una preocupación significativa tanto para la salud pública como para la economía, ya que acapara cerca del 70% de los gastos en atención no programada y hospitalizaciones. En Argentina, por ejemplo, es el trastorno inflamatorio crónico que más recursos económicos consume dentro de la población pediátrica.

A pesar de los avances terapéuticos, millones de personas aún luchan por controlar su asma. La Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR) estima que 1 de cada 3 pacientes no logra controlar adecuadamente su enfermedad, lo que puede resultar en ausentismo escolar y pérdida de productividad laboral.

Los desencadenantes del asma pueden variar desde alérgenos comunes como ácaros del polvo y polen, hasta factores ambientales como la contaminación del aire y las infecciones virales. La exposición temprana a estos factores en la infancia puede aumentar el riesgo de desarrollar la enfermedad, subrayando la importancia de un enfoque integral para abordar el asma.

En el Día Mundial del Asma, se busca no solo concientizar sobre la enfermedad, sino también destacar la necesidad de educación, visibilización y control para mejorar la calidad de vida de quienes viven con esta condición crónica.