Taiwán enfrenta una tragedia tras el fuerte terremoto que azotó la costa este de la isla, dejando una estela de destrucción y pérdida. Según informes de la agencia estatal de noticias CNA, el número de muertos ha aumentado a diez, con 1.000 personas heridas y otras 698 varadas o incomunicadas.

Los efectos devastadores del terremoto se han sentido en todo el país, con un total de 2.523 incidentes registrados hasta el momento, la mayoría de ellos concentrados en el condado oriental de Hualien, el epicentro de la tragedia.

Este jueves, los equipos de rescate hallaron a la décima víctima mortal, un hombre de 65 años sepultado bajo las rocas en un sendero del Parque Nacional Taroko. Este parque se ha convertido en el epicentro de la búsqueda y rescate, donde la mayoría de las personas han quedado atrapadas debido al terremoto.

Los esfuerzos de rescate se ven obstaculizados por las condiciones difíciles de las carreteras y los caminos dañados, lo que obliga a los rescatistas a avanzar a pie. Se estima que en las próximas horas se vayan encontrando más personas atrapadas.

El terremoto, con una magnitud de 7,2 según la Agencia Meteorológica Central de Taiwán y de 7,4 según el Servicio Geológico de Estados Unidos, sacudió la región el miércoles a las 7.58 horas, dejando a su paso una estela de destrucción y dolor.

Para Taiwán, este desastre natural es el más devastador desde el terremoto ocurrido el 21 de septiembre de 1999, que cobró la vida de más de 2.400 personas. La ubicación geográfica de Taiwán, en la confluencia de las placas filipina y eurasiática, lo hace propenso a terremotos, una realidad con la que la isla ha aprendido a vivir, pero que nunca deja de causar devastación.