En los Altos de Arroyo Hondo, Distrito Nacional, el Residencial Amapola ha sido sacudido por el pánico tras el colapso de una pared perimetral que dejó vulnerable un edificio de tres niveles, donde residen seis familias.

El incidente, ocurrido la noche del martes, ha mantenido en vilo a los residentes, aunque afortunadamente no se reportaron víctimas mortales. Sin embargo, el miedo persiste entre aquellos que temen por su seguridad.

Según Tony Ortega, miembro de la Junta de Vecinos, esta tragedia era predecible. En múltiples ocasiones, advirtieron sobre los riesgos de las excavaciones realizadas para la construcción de una urbanización contigua a la Residencial Amapola. Ortega señala que el suelo arcilloso de la zona no puede soportar excavaciones tan profundas, lo que podría haber provocado el colapso de la pared.

Las críticas no se limitan a los residentes locales. El ingeniero Nelson Colón, exdirector de Edificaciones del Ministerio de Obras Públicas, subraya que la responsabilidad recae en el constructor. Señala que la empresa debe resarcir el daño a la propiedad y estabilizar el terreno antes de continuar con la obra.

El estruendo del derrumbe ha dejado a varias personas conmocionadas. “La compañía debió considerar la topografía del terreno y anticipar la pendiente natural”, declara el ingeniero Colón, enfatizando la importancia de la seguridad de los trabajadores y la comunidad circundante.

Este incidente resalta la necesidad de una planificación cuidadosa y la consideración de factores geológicos en proyectos de construcción para evitar tragedias como la ocurrida en el Residencial Amapola. Los residentes esperan que las autoridades tomen medidas urgentes para garantizar su seguridad y evitar futuros incidentes similares.