La reciente prohibición de fiestas durante el asueto de Semana Santa ha generado preocupación entre los comerciantes de las playas Boca Chica, Playa Caribe y Juan Dolio, quienes ahora enfrentan pérdidas económicas significativas.

Aunque reconocen la intención del gobierno de prevenir tragedias relacionadas con el consumo excesivo de alcohol durante este periodo vacacional, los empresarios del sector servicios señalan que la medida impactará negativamente en sus ingresos, especialmente después de haber realizado inversiones para recibir a los “Spring-breakers”.

La noticia cayó como un balde de agua fría para estos comerciantes, quienes habían realizado preparativos y tomado préstamos para surtir sus negocios y ofrecer servicios durante la temporada. La prohibición de las fiestas implica una pérdida cuantiosa para muchos de ellos.

Según testimonios recogidos, los precios de los productos como pescados se han elevado, con precios que van desde los mil pesos en adelante. Sin embargo, algunos individuos ajenos al gremio de comerciantes se dedican a revender los productos, lo que incrementa aún más los costos para los clientes.

Las fiestas, que solían celebrarse con tarimas en las playas y la participación de diversos artistas, así como los llamados “privities”, eventos que se realizan en casas o lugares cercanos a los balnearios, han sido una tradición durante Semana Santa en estas localidades.

Si bien algunos comerciantes reconocen la importancia de tomar medidas para garantizar la seguridad durante este periodo, consideran que la prohibición debió ser comunicada con anticipación, permitiendo así a los empresarios ajustar sus planes y evitar pérdidas económicas significativas.