A través de las redes sociales ha surgido una intrigante teoría que sugiere que marzo es el mes en el que más parejas deciden poner fin a sus relaciones, e incluso en el que los matrimonios optan por el divorcio. Pero, ¿es esto una realidad o simplemente un mito? En Cachicha, nos adentramos en esta cuestión para explorar a fondo de qué se trata y qué fundamentos respaldan esta afirmación.

Quizás hayas notado que durante el tercer mes del año parece haber un aumento en el número de personas solteras. Incluso es posible que hayas experimentado tú mismo o conocidos casos en los que una relación llega a su fin durante marzo. Sin embargo, este patrón aparentemente curioso no es una simple casualidad, sino que tiene una explicación científica y psicológica que vale la pena explorar.

Este fenómeno, conocido como ‘uncuffing’, que podría traducirse como ‘desatarse de las esposas’, ha sido objeto de estudio en diversas investigaciones. Según estas investigaciones, las personas tienden a romper con sus parejas establecidas durante el invierno para poder aprovechar la temporada de vacaciones que llega con la primavera y el verano.

Los psicólogos también respaldan esta teoría, argumentando que durante los meses fríos y oscuros del invierno, las parejas tienden a mantener una relación más estrecha y dependiente. Sin embargo, con la llegada de días soleados y cálidos en primavera, la gente tiende a socializar más y a estar más abierta a nuevas conexiones.

Además, desde un punto de vista científico, se ha confirmado que la primavera provoca un aumento en la producción de serotonina en el cerebro, conocida como la hormona de la felicidad. Este aumento en los niveles de serotonina puede llevar a algunas personas a sentirse más capacitadas para poner fin a relaciones insatisfactorias, algo que puede resultar más difícil durante los meses de invierno, cuando la conexión emocional tiende a ser más fuerte.

En resumen, si bien puede parecer sorprendente que exista una relación entre el momento del año y las rupturas amorosas, los estudios científicos y las observaciones psicológicas respaldan esta idea. El cambio de estación, con su influencia en el estado de ánimo y el comportamiento humano, puede jugar un papel significativo en las decisiones relacionadas con las relaciones personales.