Un emocionante hallazgo en el cosmos está brindando a los científicos nuevas perspectivas sobre el comportamiento de las estrellas “caníbales” al final de su ciclo de vida. Se trata de una estrella blanca con una cicatriz en su superficie, resultado de consumir parte de un planeta.

Esta brasa estelar, que se encuentra a casi 63 años luz de distancia de la Tierra, ha sido objeto de estudio por parte de los investigadores, quienes están desentrañando sus misterios. Como todas las estrellas enanas blancas, esta estrella es extremadamente densa, con cerca del 70% de la masa del Sol concentrada en un objeto del tamaño de la Tierra.

Aunque estas estrellas, con hasta 8 veces la masa de nuestro sol, parecen destinadas a convertirse en enanas blancas al final de su vida, su comportamiento al llegar a este punto es lo que intriga a los científicos.

Con el tiempo, estas estrellas queman todo el hidrógeno que utilizan como combustible, lo que conlleva a que colapsen y eliminen sus capas externas en una etapa conocida como “gigante roja”, dejando atrás un núcleo compacto llamado enana blanca.

Lo que hace aún más fascinante a esta estrella es que los astrónomos han descubierto que ingiere fragmentos de planetas, lunas e incluso asteroides. Este proceso de “canibalismo estelar” ha dejado una cicatriz distintiva en la superficie de la estrella, formada por elementos metálicos de los fragmentos planetarios o asteroides que ha consumido.

Este descubrimiento marca la primera vez que se detecta un signo revelador de este proceso, y los expertos están sorprendidos por la evidencia concreta de este fenómeno cósmico. Este hallazgo abre nuevas puertas en nuestra comprensión de la evolución estelar y el impacto que tienen los cuerpos celestes en su entorno galáctico.

 

 

 

 

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