En un gesto conmovedor que resalta su vocación de servicio y humildad, el papa Francisco, de 87 años, realizó el tradicional rito del lavado de pies durante el Jueves Santo en una cárcel de Roma, donde lavó y besó los pies de 12 mujeres presas.

A pesar de sus recientes problemas de movilidad, el Santo Padre llevó a cabo el rito desde su silla de ruedas, adaptada para garantizar su comodidad durante el acto. Las mujeres, sentadas en taburetes elevados, permitieron que el Papa pudiera recorrer la fila sin inconvenientes, mientras derramaba agua tibia sobre sus pies y los secaba con una pequeña toalla, finalizando con un beso y una mirada llena de ternura para cada una de ellas.

Este gesto, parte de la conmemoración del lavado de pies durante la Última Cena de Jesús con sus discípulos, ha sido revolucionado por Francisco desde el inicio de su papado en 2013, al incluir a mujeres y personas de otras confesiones, rompiendo así con la tradición anterior donde los papas solo lavaban los pies de hombres en una basílica romana.

El papa Francisco, conocido por su compromiso con los más marginados, ha hecho de esta práctica una tradición anual, visitando cada año una prisión, asilo para refugiados o cárcel de menores para destacar el llamado del sacerdocio al servicio de los más necesitados.

En una homilía improvisada durante la ceremonia, el Santo Padre recordó el significado del rito, destacando la humildad de Jesús al servir a sus discípulos. “Jesús se humilla”, dijo, “nos permite comprender sus palabras: no he venido a ser servido sino a servir”.

Antes de este emotivo acto, el papa Francisco presidió una misa en la Basílica de San Pedro, instando a los sacerdotes a evitar la “hipocresía clerical” y a tratar a su congregación con misericordia, en una serie de órdenes a los sacerdotes de Roma al inicio de la Semana Santa.

A pesar de enfrentar problemas de salud este invierno, el pontífice demostró estar en buen estado durante la misa del Jueves Santo, leyendo una larga homilía que instó a los sacerdotes a la honestidad espiritual y a mostrar siempre misericordia hacia los fieles.

Con estos actos, el papa Francisco continúa inspirando con su ejemplo de humildad y compasión, marcando el inicio de una Semana Santa llena de significado y reflexión para los fieles de todo el mundo.