El periodista Julio Martínez Pozo, en una reciente declaración, ha expuesto una preocupante realidad sobre el sistema carcelario en la República Dominicana: las cárceles no solo sirven como lugares de reclusión, sino que se han convertido en un modo de vida alternativo para algunos reclusos.
En su análisis, Martínez Pozo, dice que en las cárceles dominicanas, se están llevando a cabo actividades ilícitas, como intentos de homicidio, asesinatos y atentados, tanto dentro como fuera de los muros de las prisiones. Un ejemplo alarmante es el caso de un abogado asesinado por un sicario, quien afirmó haber recibido el encargo de un recluso desde el interior de la cárcel. Este hecho pone de manifiesto la influencia que algunos reclusos ejercen incluso estando tras las rejas.
Otro caso impactante mencionado por Martínez Pozo es el del preso de la Vega, quien dentro del recinto carcelario llevó a cabo el asesinato de su pareja sentimental en medio de una pelea, lo que demuestra la violencia y el descontrol que prevalecen dentro de estas instituciones.
El comunicador también señaló que algunos reclusos, lejos de vivir en condiciones precarias, mantienen un estilo de vida privilegiado dentro de las cárceles, incluso contando con recursos para costear espacios privilegiados y servicios adicionales.
Martínez Pozo advirtió que las cárceles se han convertido en un medio de vida alternativo, donde los reclusos tienen acceso a medios de comunicación externos, realizan negocios e incluso tienen influencia sobre personas que actúan en su nombre desde fuera de las prisiones.
Estas revelaciones plantean un desafío urgente para las autoridades dominicanas en cuanto a la necesidad de reformar el sistema carcelario y combatir la corrupción y el crimen organizado que parece haberse infiltrado en estas instituciones.
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