El barrio de Solino, ubicado al sur de Puerto Príncipe, se ha convertido en el epicentro de una escalada de violencia sin precedentes en Haití, con mortales ataques llevados a cabo por bandas criminales que han dejado un saldo devastador. Desde el pasado domingo, ráfagas de armas automáticas han resonado por las estrechas calles del barrio, acompañadas por columnas de humo que se elevan desde las casas incendiadas.

Según informa la organización humanitaria Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos, al menos 20 personas, han perdido la vida en estos brutales ataques. Algunas víctimas fueron halladas sin vida en el interior de sus propias viviendas, las cuales fueron consumidas por el fuego, mientras que otras fueron víctimas de tiroteos en plena vía pública.

Las tensiones en Haití se intensifican aún más con manifestaciones que se han desatado en todo el país en respuesta a la convocatoria de G. Philip, antiguo jefe de policía y político haitiano que regresó al país tras cumplir una condena en Estados Unidos por blanqueo de dinero. Las protestas exigen la renuncia del actual Primer Ministro Ariel Henry, quien asumió el cargo tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021.

Las calles de varias ciudades haitianas se han llenado de manifestantes, expresando su indignación y exigiendo cambios significativos en el liderazgo del país. La situación ha llevado a un llamado urgente de la comunidad internacional para restablecer la calma y la estabilidad en Haití.

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