En una trágica historia que ha conmocionado a la comunidad de Higüey, el Zol FM abordó el cruel asesinato de Cristofer Colomé, un niño de tan solo ocho años, a manos de su propia tía, Carmen Jiménez, quien confesó haber torturado al pequeño por motivos incomprensibles.

El comunicador, José Laluz, se hizo eco del horrendo suceso y desmintió las declaraciones de Jiménez sobre las circunstancias del crimen. La tía del menor había afirmado que las 147 heridas infligidas al niño ocurrieron en tres ocasiones durante el mes de diciembre, una versión que Laluz sostiene como falsa.

En su confesión, Carmen Jiménez, admitió haber maltratado al niño argumentando que este la sacaba del “quicio” y rompía cosas. El relato de la autora del crimen revela una serie de actos de brutalidad, incluyendo golpes con un machete, el cargador del teléfono, ataduras de manos, heridas en la boca con una cuchara, golpes en los dientes que provocaron su salida y la introducción de un objeto metálico por vía anal.

Además, la tía indicó que el niño dejó de asistir a la escuela, y cuando la institución educativa contactó para indagar sobre sus inasistencias, ella confesó haberlo golpeado. Laluz expresó su consternación por la falta de un comunicado de alerta por parte de la escuela, señalando que esta omisión podría haber salvado al pequeño Cristofer.

Más declaraciones de la tía

La mujer relató que el sábado 13 de enero de 2024, el niño se sintió mal después de que ella le llevó un plato de moro de gandules. A pesar de que le ofreció la comida, él vomitó y le expresó: “Tía, no quiero más. ¿Puedo guardarme un poquito?” y luego se recostó.

En ese momento, el pequeño ya estaba herido y comenzó a sentir malestar. Según su versión, ella intentó ayudarlo introduciéndole el dedo en la boca para eliminar la comida y la flema. Afirmó que estaba tratando de asistirlo en su malestar.

Posteriormente, el niño comenzó a hacer sonidos como si estuviera haciendo gárgaras, y ella lo colocó de lado. A pesar de desmayarse, aún continuaba respirando. La mujer llamó a su novio, González Valencio Rojas, para informarle que el pequeño, se encontraba mal y se había desmayado.

Valencio llegó rápidamente y, juntos, lo trasladaron a la policlínica de Verón en el camión en el que él trabaja. Al llegar, les indicaron que llevaran al niño al hospital, por lo que se dirigieron al hospital de Verón, en la provincia de La Altagracia.

A pesar de la atención médica recibida al llegar al hospital, el niño ya no respiraba cuando aún se encontraba en el camión. A pesar de los esfuerzos del personal médico, el doctor que atendió al menor salió y comunicó con gestos que el niño había fallecido.

 

 

 

 

 

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