A principios de noviembre la subvariante JN.1 representaba casi el 3% de los casos y un mes después la cifra se había elevado al 27%. La organización expresó su preocupación por que los casos se sigan disparando a medida que avanza la temporada de frío.

La subvariante JN.1 desciende de la BA.2.86, o Pirola, una variante que llamó la atención del mundo durante el verano debido a que posee más de 30 cambios en sus proteínas pico. A pesar de los temores de que pudiera escapar por completo a la protección de las vacunas y provocar un maremoto de infecciones, eso nunca sucedió.

La OMS señala que el riesgo para la salud pública asociado es comparable al de otras subvariantes de omicron.

Nuevas variantes de COVID se esparcen con rapidez

Esto significa que los síntomas que causa la variante JN.1 no son mayores a las infecciones de la variante BA.2.86, capaz de transmitirse vía aérea e intestinal, con síntomas como fiebre o escalofríos, tos, dificultad para respirar, fatiga, dolores musculares, dolor de cabeza, dolor de garganta.

Así como congestión nasal, náuseas o vómito o diarrea. Aunque cabe resaltar que los síntomas pueden variar según la gravedad del contagio y el estado de vacunación, según los especialistas.

 

 

 

 

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