La violencia contra las mujeres es un problema grave que, lamentablemente, sigue presente en nuestro país. Es importante que prestemos atención a las señales de alerta, a esas banderas rojas que nos indican que algo está mal. La violencia no siempre es física; puede ser emocional, verbal, psicológica, y debemos estar atentos a todas sus manifestaciones.

Un ejemplo común es cuando se romantizan los celos en una relación. Se dice que alguien te celara porque te ama, pero en realidad, esto es una señal de control y desconfianza. Nadie debe someterse a los deseos y necesidades de su pareja de forma tan extrema. Somos seres individuales y merecemos respeto.

Las situaciones de violencia pueden empezar de manera sutil, con comentarios hirientes, críticas constantes, o incluso humillaciones en público. Esto es violencia emocional y puede ser el primer paso hacia formas más graves de violencia.

Es importante reconocer estas señales tempranas y buscar apoyo. La violencia puede escalar rápidamente a agresiones físicas, encierros forzados, amenazas de muerte y otras formas de abuso. No debemos normalizar ni permitir que la violencia continúe.