La trágica explosión en un mercado de República Dominicana sigue cobrando vidas. Hace apenas unas horas, uno de los heridos sucumbió, sumando más luto a esta tragedia. Hoy, los equipos de rescate están llevando a cabo una reinspección exhaustiva de las estructuras y proceden a retirar los químicos que estaban almacenados en una agroveterinaria.

Entre los escombros y vehículos incendiados, Laura De La Nuez logró acceder a la Zona Cero de este desastre, donde la radiación y el fuego ya no son una amenaza. En este sitio devastado yace el epicentro de la catástrofe, donde se levantaron 27 cuerpos, incluyendo a propietarios de establecimientos comerciales, visitantes y transeúntes que se encontraban en la cercanía cuando ocurrió la tragedia.

Laura destaca cómo un vecino con el que compartía conversaciones y café quedó atrapado bajo los escombros. El relato continúa con el recuerdo de un residente, Tito, quien experimentó la onda expansiva mientras cruzaba la calle cerca de su casa. Milagrosamente, Tito y su familia lograron sobrevivir.

El intendente de bomberos, a cargo de las operaciones, revela que la fuerza de la explosión alcanzó un área considerable, hasta una milla de distancia. La explosión inicial se originó en un almacén de plásticos triturados, donde también se aprecian restos de desechos sanitarios. La magnitud de la humareda contribuyó a la dificultad de sofocar el incendio. Aunque niega la existencia de sótanos con químicos y túneles subterráneos, la especulación previa sobre estos elementos persiste entre los residentes.