Una edificación que alberga la gobernación y un destacamento de la policía se encuentra en el centro de la atención. Aunque se afirma que “no hay nada de peligro”, esta afirmación misma refleja una inquietud latente, pues en este complejo arquitectónico coexisten varias instituciones y, lo que es más preocupante, numerosos individuos en calidad de detenidos.

Ubicada en un espacio donde convergen funciones gubernamentales y de seguridad, la edificación no solo alberga la administración pública local, sino también una cárcel donde se encuentran recluidos aquellos que han infringido la ley.

La preocupación radica en la capacidad del edificio para albergar no solo las labores administrativas, sino también a un considerable número de personas privadas de su libertad. Aunque los responsables insisten en que todo marcha de manera tranquila, la realidad es que la sobrepoblación carcelaria puede generar situaciones potencialmente peligrosas.