“El hombre de las mil caras” llamó la atención pública en el 2011 por el asesinato de Yvette Peña.

Hay pocos lugares en el rostro de Jamie Osuna sin tocar por la tinta. Con una sonrisa de “Joker” tatuada en el rostro y un pentagrama en la frente, Jamie Osuna, de 34 años, es descrito por la fiscalía como un hombre despiadado por los asesinatos de Yvette Peña y Luis Romero.

Hay docenas de asesinatos en el Condado de Kern cada año, pero el homicidio de Yvette Peña, en 2011, en un motel de Bakersfield, recibió una notoriedad particular. Ese crimen se destacó no solo por su horror, sino también por el hombre que admitió haberlo cometido.

En una entrevista con una reporta de TV, Osuna describió la emoción que sintió al matar a Peña, cuyo asesinato por tortura admitió y recibió una sentencia de cadena perpetua sin libertad condicional.

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“Soy alguien que no tiene miedo de darse el gusto sin medir las consecuencias”, “Me hice a mí mismo y estoy orgulloso de ello”.

Osuna admitió que, después de la muerte de Yvette Peña, volvió a matar. La policía no tiene registro de esos crímenes.

Por otro lado, Jaime Osuna, también decapitó  y diseccionado el cuerpo de su compañero de celda, Luis Romero, de 44, con un cuchillo improvisado, según muestran documentos estatales.

Osuna está casi irreconocible desde que se le vio por primera vez en la corte hace una década. Cada nuevo tatuaje cambia su apariencia. El delincuente confeso se autonombró “El hombre de las mil caras”, cuando lo escribió con sangre en las paredes de su celda.

 

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