Salvador Ramos podía ser degradante y aterrador cuando enviaba mensajes si no respondían como él quería, incluso a veces amenazaba con violar o secuestrar a chicas, y luego se reía.

Las niñas y adolescentes que hablaron con Salvador Ramos por internet en los meses previos a que matara a 19 niños en una escuela primaria en Uvalde, Texas, rara vez lo denunciaron. Sus amenazas parecían demasiado vagas, dijeron varias de ellas en entrevistas con ‘The Washington Post’. Sin embargo, una adolescente que denunció a Ramos en la aplicación social Yubo dijo que no pasó nada como resultado.

Tras el tiroteo escolar más mortífero en una década en Estados Unidos, muchos se han preguntado qué más se podría haber hecho: como un joven de 18 años que arrojó tanto odio a tantos en internet pudo hacerlo sin provocar un castigo o hacer saltar las alarmas.