Las personas con deudas suelen sufrir estrés y ansiedad, están ausentes, se irritan con facilidad y tienen problemas para concentrarse.

El estrés tiene una influencia destructiva y negativa en nuestras relaciones con familiares, amigos y compañeros de trabajo. Las personas endeudadas suelen dejar de lado su vida social y se aíslan. Esto no es sorprendente: cuando tenemos problemas económicos, no tenemos ganas de estar con amigos.

Uno de los síntomas más frecuentes al luchar contra el estrés es evitar escuchar o leer cualquier tipo de información relacionada con el tema que nos preocupa. Por lo general, las personas que tienen una deuda no suelen saber con exactitud el importe de la misma. No quieren enfrentarse al problema real, así que evitan hablar de ello incluso con las personas cercanas de su entorno.