En la calle, y más en estos últimos meses, los agentes de la DIGESETT parecen estar más atentos a “poner multas” que a controlar el tránsito. No es ocioso suponer, casi afirmar, que los montos de “recaudación” por imposición de multas aumentaron en comparación con el año pasado. Ahora, es común verlos hasta escondidos, incluso grabando o tomando fotos con celulares, mientras, muchas veces, en sus espaldas el tapón crece, sin control.

También, es posible verlos detener vehículos o andar entre ellos en algunas intersecciones, mientras los semáforos están en rojo, tocando los cristales e imponiendo multas a diestra y siniestra. Claro, esto lo hacen en contra de los choferes de vehículos “privados”, los del transporte público parecer estar exonerados.

Para solo poner un ejemplo, pase usted por la intersección que forman las avenidas Máximo Gómez con John F. Kennedy, después de las 8 de la noche, en dirección Sur-Norte, y aunque ande despacio, respete el semáforo que está en la calle anterior, tenga el cinturón, es posible que le hagan pasar un mal rato, pues parece que los 10 agentes, a veces más, que se reúnen allí, tienen que terminar el día con algunas multas y allí las completan.