El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, lleva semanas aplicando drásticas medidas, muy cuestionadas por la comunidad internacional, contra miles de pandilleros que están actualmente en prisión. Es una guerra sin cuartel que ayer vivió un nuevo episodio. Bukele amenazó con dejar sin comida a los presidiarios si en la calle, los grupos a los que pertenecen, comienzan a vengarse por el régimen de excepción que ha impuesto el presidente. «Les juro por dios que no comen arroz y vamos a ver cuanto tiempo duran», dijo Bukele durante un acto de graduación de la Academia Nacional de Seguridad Pública.

El Salvador vive desde el 27 de marzo en un estado de excepción promovido desde el Gobierno y avalado por la Asamblea Nacional, afín a Bukele. En nueve días, las fuerzas de seguridad salvadoreñas han detenido a 6.000 presuntos miembros de grupos armados y serían 22.000 en total ya en las cárceles.

El presidente plantea sus medidas como una pelea en la que solo puede haber un ganador. Y ante los rumores que comenzaron a circular por el país sobre la posible reacción de las bandas a su política, Bukele amenaza con elevar todavía más la presión. «Quieren empezar a vengarse de la gente honrada, al azar. Hagan eso y no habrá ni un tiempo de comida en las cárceles», señaló en el mismo acto.