Miedo, rabia e impotencia es lo que sienten decenas de personas que al levantarse para ir a trabajar, llevar los niños a la escuela o hacer una diligencia personal, y al montarse en su vehículo, se encuentra con la noticia de que sus retrovisores fueron robados.

Y es que la delincuencia continúa azotando en varios sectores de la capital, registrándose así una “ola” de sustracción de espejos retrovisores de distintos autos que se encuentran dentro y fuera de las casas. Llegan con pocas esperanzas de que las autoridades tomen cartas en el asunto, debido a que estos aseguran que nunca dan con los responsables.