Este año, en algunas ciudades del mundo, pocas tradiciones navideñas han quedado inmunes. No hubo convivios, fiestas públicas, y los coros que normalmente cantaban villancicos se vieron limitados, y en muchos casos, en varias ciudades, donde normalmente las calles se cubrían de luces navideñas, se han quedado sin estas.

Conforme avanza el tiempo ha crecido la inquietud entre la población, y los sectores económicos directamente implicados no saben cómo afrontar estas fechas de paz y de reflexión. Sin embargo, no solo está en juego el dinero y el comercio, aunque sí cuenta, pero principalmente más grande es la tradición, el espíritu navideño con la conmemoración del nacimiento del niño Jesús, el caudal de afectos y la ilusión de los niños que movilizan estos festejos.