A la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (Oisoe) llegaban personas que estaban “descascarándose” y al poco tiempo, dada la bonanza que recibían de las supuestas maniobras fraudulentas en la institución, “les cambiaba la vida” a positivo.

Así lo señala el Ministerio Público en el expediente del caso Antipulpo, donde a un grupo de empleados públicos y altos funcionarios se les acusa de haber estafado al Estado por sumas millonarias, con Alexis Medina Sánchez a la cabeza.



En el transcurso de las investigaciones los fiscales interrogaron a Wilfredo Arturo González Castillo, empleado de la Oisoe y cuya participación en la red, según el MP, consistía en la modificación de las cubicaciones y volumetrías.