La situación de seguridad en Haití está tan descontrolada que los secuestros y delitos ya no se contabilizan en Puerto Príncipe, la capital del país. De acuerdo con los expertos en materia de seguridad ciudadana y derechos humanos, lo más preocupante de la situación son los vínculos que presuntamente existen entre determinadas bandas y las autoridades estatales, lo cual se manifiesta a través de la impunidad de la que gozan los miembros de las pandillas.

Como resultado de estos vínculos han aumentado en los últimos dos años los ataques en barrios obreros por parte de bandas armadas. Los distritos de Saline y Bel-Air en particular son los lugares habituales de estas masacres que denuncian constantemente las organizaciones de derechos humanos. Mientras tanto, los ciudadanos se ven doblemente victimizados: porque viven en territorios donde no tienen derechos, y porque quedan automáticamente etiquetados como bandidos.