La República Dominica­na se ha convertido en los últimos meses en el sueño anhelado y paraíso prefe­rido de miles de haitianos de clases baja, media y al­ta que optan por alcanzar este lado oriental de la is­la, mientras los pobres, que son mayoría, usan la vía irregular.

Los más pudientes se afa­nan por conseguir visa­dos para establecerse en el país, debido a la insegu­ridad, el aumento de los secuestros, la falta de ali­mentos, combustibles y otros males.

Muchos comerciantes es­tablecidos en Puerto Prín­cipe, Cabo Haitiano, Trou Dunord, Millot, Fort Liber­té y otras ciudades del Sur, Norte, Noreste y Noroeste de Haití, están vendiendo y cerrando sus negocios para venir a vivir a Repú­blica Dominicana, donde dicen que hay estabilidad social, política, económi­ca, educativa y de otras ín­doles.