Dos semanas después de la toma del poder por los talibanes, algunas afganas volvieron al trabajo entre las promesas de los nuevos amos del país, que garantizaron que serán más tolerantes que en su pasado gobierno, marcado por la discriminación y la brutalidad hacia las mujeres.

Las trabajadoras del sector sanitario y de la educación contactadas por la AFP afirman que por el momento no han visto apenas cambios con respecto a principios del mes de agosto, antes de la llegada de los talibanes.

Otras empleadas aguardan la autorización para volver al trabajo, a la espera de ver cómo los talibanes les permiten retomar sus actividades dentro de la ley islámica (la sharia), es decir, separadas de los hombres.