Son conocidos en los ba­rrios como “wiferos”. La gente los conoce, tanto co­mo identifica al hombre que se sube al poste para hacer una conexión ilegal de energía eléctrica. Mu­chos saben que su negocio es ilegal, pero los usan. Las autoridades han recibido las denuncias, pero no ac­túan para evitar la expan­sión de este fraude que perjudica al Estado, los usuarios, las telefónicas.

Es la venta ilegal de seña­les de internet. Pese a las noticias de autoridades que advier­ten a la gente cuidar sus cuentas de WhatsApp porque se las pueden ro­bar, o de los bancos a sus clientes sobre los enga­ños cibernéticos cada vez más sofisticados pa­ra sustraerles sus dineros de cuentas, ha causado asombro la información de esta nueva modalidad del delito: venta ilegal de señales de internet.

Y aunque las empre­sas de telecomunicacio­nes han hecho pública la denuncia no se conoce de ninguna acción de las au­toridades, ni siquiera un pronunciamiento público que advierta sobre el tema que perjudica al Estado, por los impuestos que se le escapan, y a los usuarios por los problemas de inter­conexión que sufren.