Es muy probable que todas las personas nos hayamos visto en situaciones o podamos reconocer momentos en los nos encontramos invadidas por emociones desagradables o que, cuanto menos, nos inquietan, como podrían ser la ira o el miedo.

Hablamos de esos momentos en los que este tipo de emociones nos ciegan por completo y nos llevan a tener reacciones o a cometer actos que, en otras circunstancias, serían impensables. Se trata generalmente de reacciones desproporcionadas que nos atrapan y hacen que perdamos el control de la situación o, incluso, de nosotras mismas y nosotros mismos. En estas situaciones nos encontramos ante un claro caso de “secuestro emocional”.