Los embarazos en adolescentes, además de desencadenar consecuencias negativas en la salud, en el desarrollo humano y en las posibilidades económicas de estas jóvenes, aumentan el gasto público en asistencia social y generan cuantiosas pérdidas al Estado.

De cada 10 adolescentes que se embarazan 6 no concluyen la educación secundaria y solo 6.2 % completa estudios universitarios, por lo que dejan de percibir anualmente RD$2,569 millones, debido al menor nivel educativo alcanzado, en comparación con las mujeres que fueron madres adultas.